28 marzo, 2005

Celebración del Día Mundial de la CVX en Mi Perú (2005)

Compartir en el Auditorio del Colegio Fe y Alegría 33
Parece que aun estuviéramos preparando ese día tan importante, y la verdad es que ya han pasado unas semanas de esta celebración y que gracias a Dios resultó mejor de lo que esperábamos.

Tantas semanas de esfuerzo, preparación y dedicación con mucho entusiasmo para hacer de este día un momento inolvidable. Nosotros recordamos este día con mucha alegría y satisfacción por haber
compartido como CVX nacional un espacio de encuentro con el Señor y de gratuidad entre
nosotros.

Recordamos entre muchas cosas, que al comunicarnos la idea de celebrar el Día Mundial de la CVX en Mi Perú, no lo creíamos y cuando se confirmó, al principio nos preocupamos un poco por todo lo que significaba organizar un acontecimiento de este tipo en nuestra comunidad, pero luego nos ilusionamos y alegramos mucho por el hecho de saber que recibiríamos en nuestra casa a nuestros hermanos de los distintos núcleos de Lima.

Empezamos las reuniones encomendando en nuestras oraciones este trabajo a nuestro Padre, para organizar muy bien este día. Se formaron comisiones de ambientación, limpieza, recepción, acogida y liturgia. Cada comisión empezó a trabajar y a generar los medios necesarios para que todo resulte en la celebración del día de todos los que integramos la CVX.

Recordamos con agrado cómo el entusiasmo y las ganas nos hacían perder la noción del tiempo quedándonos hasta altas horas de la noche organizando lo necesario para el día de la celebración. Recordamos también nuestras riñas y nuestras discrepancias durante la preparación, pues todos queríamos que este día resulte de la mejor manera y que sirvieron para acercarnos más y afianzar los lazos de amistad entre nuestras comunidades. Pero lo que más recordamos es la alegría y la ilusión puestas de manifiesto en todo el trabajo que se realizó.

Gracias a Dios todo salió bien, el día 03 de abril fue inolvidable. Todo empezó con la llegada de los diversos núcleos de Lima. Fue muy bonito el verlos llegar desde tan lejos, fue emocionante notar en sus ojos y expresiones la alegría de llegar a tierra santa, fue tranquilizante saber que todos los núcleos trajeron los bocaditos y demás accesorios que les pedimos para este día.

A medida que iba llegando la gente, se notaba el cariño desbordante de los que se conocían y de los que recién empezaban a conocerse. Abrazos interminables, sonrisas por doquier y buenos deseos. Empezó la eucaristía y ya estábamos todos los núcleos. La misa fue muy bonita, muy emotiva, como suelen ser las eucaristías celebradas en verdadera comunión. Luego, todos nos trasladamos al auditorio del colegio para continuar con la celebración. Y nos recibió la música del grupo folklórico, que de un principio nos hacía mover los pies hasta que al final todos terminamos bailando. Bocaditos por aquí, bocaditos por allá, vino para brindar, música y baile en ronda para celebrar. Mejor no pudo ser. La gente en general se notaba feliz y creemos que desde arriba El Dios de la Vida también estaba danzando al ritmo de la alegría de sus hijos.

Hay tanto que agradecer. Principalmente al Dios de la Vida, quien es el que con su gracia nos ayudó en todo momento a desempeñar tan laborioso, pero, gratificante trabajo, aún cuando sentíamos que se nos iban las fuerzas o cuando percibíamos que el día de celebración se aproximaba y aún nos faltaba ultimar algunos detalles. Gracias por su infinita bondad, por la inspiración en todos estos días y por el amor que nos demuestra a todos. También agradecemos al Consejo Ejecutivo Nacional de la CVX-PERÚ por habernos confiado la preparación de este día tan importante para todos quienes integramos la CVX NACIONAL. Su confianza y su apoyo hicieron que nos sintamos con la seguridad de su incondicional respaldo.

Gracias a la Madre Josefina, nuestra asistente-eclesiástica y a sus Hermanas del Niño Jesús; por su disponibilidad y ayuda en la organización de esta celebración. Gracias por prestarnos el auditorio del colegio que nos vio crecer, y que tanto queremos, pues allí nació el núcleo de la CVX de Mi Perú. Gracias por su dedicación a nosotros a lo largo de nuestras vidas, gracias por ser una de las primeras personas en las que Dios se manifestó para mostrarnos la CVX y así acercarnos mucho más a Él.

Gracias a nuestros amigos Daniel Barreda y Maritza Ágape. Ambos significan para nosotros unos segundos padres, pues nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas en el deseo de “ser mejores para servir más y mejor a su Divina Majestad”, gracias porque lo hacen con su bonito ejemplo de vida en familia. Ahora nosotros sabemos que en este mundo tan dividido y contradictorio, es posible ser cristianos verdaderos, coherentes y sobretodo felices.

Gracias al padre Tulio Sánchez Mauricio, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de Mi Perú, quien siempre nos extiende su mano en todo trabajo que como CVX realizamos “para la mayor gloria de Dios” y que sobre todo en este día de la celebración, la extendió aún más con grandes muestras de disponibilidad y respaldo. Lamentablemente durante la eucaristía no nos pudo acompañar por problemas de salud, pero su apoyo fue indispensable para que este día muy significativo para la CVX PERÚ, se realizara de la mejor manera.

Gracias a los amigos jesuitas: Javier Uriarte, Jesús Herrero, Alberto Simons y Roberto Doland. Gracias por la bella eucaristía que oficiaron para celebrar este día., gracias por el cariño y aprecio que nos tienen y lo demuestran como mejor lo saben hacer: ayudándonos en nuestra formación como laicos ignacianos que con plena libertad nos dejamos apasionar por Cristo.

Gracias al grupo de Música Folklórica de nuestro Colegio Fe y Alegría N° 33, y es que gracias a ellos pudimos continuar celebrando este día bailando en una ronda tan grande como nuestra vivencia comunitaria en Cristo, al ritmo del bombo, la guitarra, la quena y la zampoña. Gracias a este grupo porque propició que todos los miembros de los diversos núcleos de CVX de Lima, nos sintiéramos más hermanos, en el baile y en la alegría. Y si de música hablamos, gracias al coro de la parroquia, que con sus melodiosas voces y bonitos cantos hicieron que los participantes realmente oremos en el momento de la misa.

Ha sido una experiencia muy grata, muy llena de Dios y es que la mejor muestra de cariño que nos puede haber dado después de tan arduo trabajo, fue la presencia desde tan lejos de todos los miembros de los distintos núcleos de la CVX Lima. Una gran muestra de su amor infinito es la satisfacción que la CVX de Mi Perú sentimos al notar la alegría de los asistentes durante toda la celebración e incluso después de ella, con sus manifestaciones de gratitud en los tantos e-mail’s enviados a nuestro correo.

Ciertamente estas palabras de recuerdo no terminan de abarcar la inmensa alegría que llena nuestro corazón el haber celebrado el Día Mundial de la CVX en nuestra comunidad. Gracias a Dios y gracias a la CVX en el Perú y en el mundo.

CVX Mi Perú

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