Alonso Núñez del
Prado Simons*
La palabra latina autoritas que
es la que ha dado origen a la castellana ‘autoridad’, se refiere a sólo cierta
acepción que tiene en nuestra lengua y es la que deviene del prestigio o
crédito que tiene una persona por su legitimidad, calidad o conocimientos. Es,
por ejemplo, la que tenía Jesús entre sus discípulos que para el Evangelio de
Juan ‘era la verdad’, es decir que su proceder era auténtico, verdadero,
coherente, congruente… Sería también la de una persona que sin ostentar ningún
cargo es obedecida por los de su entorno, porque tiene carisma, aunque esto último
se refiera más que nada a una especie de don sobrenatural.
Nuestra jerarquía eclesiástica, salvo excepciones, carece de autoritas y no es que no la haya tenido,
sino que con su proceder la ha perdido. Sus errores históricos en los que la
autoridad fue mal ejercida para imponer ‘verdades’ que el tiempo ha mostrado
como falsas. Lo grave es que incluso hoy hay casos en que se persiste en el error
de sentirse dueño de la verdad y actuar en consecuencia. Cipriani es un caso
paradigmático y tenemos que decir que la prohibición a los profesores de
enseñar teología en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) es,
además de inconstitucional [1]
–como lo ha señalado Ideele– una muestra de una orden que no tiene ‘autoritas’, aunque hay quienes han
pretendido sostenerla desde el Derecho Canónico, pero éste podrá justificar, en
el mejor de los casos, la autoridad, pero no la autoritas como la hemos explicado. Sin embargo, el Código Canónico
tambalea si lo analizamos desde los modernos conceptos de autoridad, que tiene
origen en la delegación a través del voto y por plazos determinados. No creo
que nadie se atreva a sostener con seriedad el origen divino de la autoridad
papal, porque tiene el mismo sustento que el de los reyes anteriores a la
Revolución francesa.
Me temo más bien que a buena parte de la jerarquía le es aplicable la dura
crítica de Jesús a la de su tiempo que aparece en el Capítulo 23 de Mateo:
“Pero
ustedes no deben pretender que la gente los llame maestros, porque todos
ustedes son hermanos y tienen solamente un Maestro. Y no llamen ustedes padre a
nadie en la tierra, porque tienen solamente un Padre: el que está en el cielo. Ni
deben pretender que los llamen guías, porque Cristo es su único Guía. El más
grande entre ustedes debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se
engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.
¡Ay
de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cierran la puerta
del reino de los cielos para que otros no entren. Y ni ustedes mismos entran,
ni dejan entrar a los que quieren hacerlo. (Mt 23, 8-13)”
La Iglesia está organizada como monarquía, no porque
Jesucristo así lo quisiera, sino porque las circunstancias históricas así lo
determinaron o es que ¿alguien puede imaginarse a Jesús de Nazareth –quien
dedicó su vida a defender a los marginados y fue crucificado porque se le
consideró una amenaza para el poder político–, organizando su Iglesia monárquicamente
o la del siglo I con un Papa? La negativa es obvia si recordamos el pasaje
evangélico del lavatorio de los pies (Jn 13, 1-17) en que nos mostró a un Dios que estaba al servicio del hombre,
invirtiendo todas las concepciones divinas de las diferentes religiones,
incluida la judía. También Marcos lo hace notar: “…entre los
paganos hay jefes que se creen con derecho a gobernar con tiranía a sus
súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser
grande entre ustedes, deberá servir a los demás, y el que entre ustedes quiera ser el
primero, deberá ser el esclavo de los demás. Porque ni
aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida
en rescate por una multitud” (Mc 10, 42-45). Desde la perspectiva joánica, y que valida toda la
teología moderna, como sólo hemos conocido a Dios a través de Jesucristo,
debemos entender su conducta como la de Dios mismo.
¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando órdenes de quien carece de
autoridad para darlas? Creo que estamos asistiendo a los estertores de la
organización de la Iglesia Católica como la conocemos. El laicado está
reclamando participación en las decisiones, mientras la jerarquía se resiste
por temor a perder el poder que todavía ostenta y quizá también porque no
confía del todo en lo que pasará cuando quede atrás eso de que las ‘ordenes son
obedecidas sin dudas ni murmuraciones’ como en el Ejército. Es hora de confiar
en el Espíritu…
No podemos dejar de reconocer que la mayor parte de laicos no tenemos
suficiente preparación a la vez que aplaudimos la opción de los sectores más
lúcidos de la jerarquía que ha optado por prepararnos e instruirnos. El
problema es que también les preocupa la falta del voto de obediencia. La
Iglesia ha sido gobernada a partir de una estructura piramidal durante tanto
tiempo que pensarla tal como la concibió –si alguna vez lo hizo– Jesucristo:
entregada al Padre, plena de amor y misericordia, democrática y dinámica, les
resulta poco menos que imposible.
Santiago (Chile), 10 de enero de 2013
[1] Es difícil imaginar, sin
embargo, a alguno de los involucrados recurriendo a las leyes civiles contra
las canónicas.
No dejas de tener razón, ya es hora de ir planteándonos ¿qué hacer? y ¿cómo proceder? el problema es que cada vez mas, la imagen de Dios se aleja de la problemática humana, pero con mayor fuerza desde el lado de la jerarquía, en este caso de Cipriani que a resumidas cuentas es un antitestimonio de la existencia de Dios, ¿cómo hacerle entender a nuestro "pastor" que su vocación está plagada de orgullo y sobervia y no de servicio?... creo que hacen falta profetas...
ResponderEliminarEfectivamente hay "un sector" que se aleja de la problemática humana, pero también "gracias a Dios" hay quienes no lo hacen y muy por el contrario invitan a los laicos a participar de esa gran responsabilidad de hacer llegar al Reino de Dios a quienes más lo necesitan... te invito no sólo a conocer sino también a participar del Diplomado de Teología para Laicos dictado por el Centro de Espiritualidad Ignaciana... puedes tener mayores informes aquí...
ResponderEliminarhttp://espiritualidadignaciana.pe/programas.php
".....No creo que nadie se atreva a sostener con seriedad el origen divino de la autoridad papal, porque tiene el mismo sustento que el de los reyes anteriores a la Revolución francesa....."
ResponderEliminar"....Creo que estamos asistiendo a los estertores de la organización de la Iglesia Católica como la conocemos....."
Hoy el Papa es jesuita, piensas igual que antes? derroquemos los laicos al clero!!!! sigues pensando asi?