Cuando le hablaron de
Jesús Natanael preguntó si de la pequeña y pobre aldea agrícola de Nazaret podía
salir algo bueno, dos mil años después podemos parafrasearlo y cuestionarnos si
de lo malo puede surgir algo provechoso, si de nuestras derrotas o pérdidas
encontramos algún triunfo, alegría o ganancia.
Creemos que sí. Que de
todo momento negativo, perjudicial o pernicioso puede brotar una oportunidad favorable,
conveniente y propicia. Solo es cuestión de ampliar nuestro horizonte de
miradas, ser como el bifronte Jano a quien su vasta mirada le permitía tomar
decisiones sabias y justas.
Y esta doble mirada la
podemos tener todos. Porque sabiendo que en el imaginario colectivo la derrota
es solo pérdida o privación tenemos, nosotros, que convertirla en un momento de
inflexión, de un nuevo empezar o de una victoria ¡Aunque suene paradójico! Y
aunque la mayoría nos trate de locos.
San Pablo, en su Carta a
los corintios, afirmaba «que el mensaje de la cruz es una locura» porque «predicamos
a un Cristo crucificado» que a primera vista significa que está muerto, que no
cumplió con su objetivo de liberar a los cautivos o que no pudo con sus
captores. Pero en dicha muerte había algo más que muchos no se dieron cuenta,
Pablo lo confirma en su epístola recalcando que la cruz significa fuerza y
sabiduría.
El fin de año es un
tiempo propicio para hacer un balance de lo vivido en los últimos doce meses.
Alegrías por la llegada de niños a la familia, trabajo nuevo, experiencias
gratificantes, así como tristeza por la partida de seres queridos, alguna
despedida o problemas en nuestra vida. No obstante, la sociedad contemporánea cuando
pondera los triunfos y los fracasos destaca solamente a los primeros que se manifiestan
en más dinero, honor o poder.
Sin embargo, algunas
aterradoras situaciones acontecidas este año nos han hecho ver el reverso, el
lado B, el que a veces pasa inadvertido, lo mejor que tiene el ser humano.
Porque así como el poder desenmascara, el dolor hace surgir lo más sensible y
misericordioso de las personas.
Se constató en las catástrofes
naturales y los accidentes como sucedió en noviembre cuando el club Atlético
Nacional y la población de Medellín hacen suya la tragedia del equipo
Chapecoense, realizan un sentido homenaje a estadio lleno en honor de las
víctimas y solicitan, a pocas horas de la tragedia, que se le otorgue al equipo
brasileño el título del torneo que no solo implicaba el galardón sino la adjudicación
del dinero y todos los premios en favor de los afectados.