26 diciembre, 2016

Miremos profundamente lo malo

Cuando le hablaron de Jesús Natanael preguntó si de la pequeña y pobre aldea agrícola de Nazaret podía salir algo bueno, dos mil años después podemos parafrasearlo y cuestionarnos si de lo malo puede surgir algo provechoso, si de nuestras derrotas o pérdidas encontramos algún triunfo, alegría o ganancia.

Creemos que sí. Que de todo momento negativo, perjudicial o pernicioso puede brotar una oportunidad favorable, conveniente y propicia. Solo es cuestión de ampliar nuestro horizonte de miradas, ser como el bifronte Jano a quien su vasta mirada le permitía tomar decisiones sabias y justas.

Y esta doble mirada la podemos tener todos. Porque sabiendo que en el imaginario colectivo la derrota es solo pérdida o privación tenemos, nosotros, que convertirla en un momento de inflexión, de un nuevo empezar o de una victoria ¡Aunque suene paradójico! Y aunque la mayoría nos trate de locos.

San Pablo, en su Carta a los corintios, afirmaba «que el mensaje de la cruz es una locura» porque «predicamos a un Cristo crucificado» que a primera vista significa que está muerto, que no cumplió con su objetivo de liberar a los cautivos o que no pudo con sus captores. Pero en dicha muerte había algo más que muchos no se dieron cuenta, Pablo lo confirma en su epístola recalcando que la cruz significa fuerza y sabiduría.

El fin de año es un tiempo propicio para hacer un balance de lo vivido en los últimos doce meses. Alegrías por la llegada de niños a la familia, trabajo nuevo, experiencias gratificantes, así como tristeza por la partida de seres queridos, alguna despedida o problemas en nuestra vida. No obstante, la sociedad contemporánea cuando pondera los triunfos y los fracasos destaca solamente a los primeros que se manifiestan en más dinero, honor o poder.

Sin embargo, algunas aterradoras situaciones acontecidas este año nos han hecho ver el reverso, el lado B, el que a veces pasa inadvertido, lo mejor que tiene el ser humano. Porque así como el poder desenmascara, el dolor hace surgir lo más sensible y misericordioso de las personas.

Se constató en las catástrofes naturales y los accidentes como sucedió en noviembre cuando el club Atlético Nacional y la población de Medellín hacen suya la tragedia del equipo Chapecoense, realizan un sentido homenaje a estadio lleno en honor de las víctimas y solicitan, a pocas horas de la tragedia, que se le otorgue al equipo brasileño el título del torneo que no solo implicaba el galardón sino la adjudicación del dinero y todos los premios en favor de los afectados.

Las discapacidades físicas que desalientan, no pocas veces, a quienes no las padecen pueden ser un estímulo para otros. Los esposos y jugadores de las selecciones masculina y femenina de básquet de Canadá, Adam Lancia y Jamey Jewells respectivamente, que en los Juegos Paralímpicos celebrados en setiembre en Río fueron fotografiados abrazándose y besándose después del partido que ella disputó permitió que su imagen trascienda el deporte y destaque la superación de los atletas que con una discapacidad representan a su país y además cuentan con una fundación que ayuda a integrarse a jóvenes con problemas físicos.

Asimismo, luego de los actos de corrupción, desidia e injusticia de los políticos y funcionarios públicos peruanos se pudo ver el vigor y la entereza moral de miles de jóvenes y pobladores que nuevamente salieron a las calles a protestar, #Ni una menos, #No a la repartija por la elección de miembros del Banco Central de Reserva, #La Educación se Respeta fueron solo algunos de los legítimos reclamos ciudadanos que se activaron después de una nefasta situación.

El sufrimiento no se busca por sí mismo ni Dios desea que los seres humanos vivan en un “valle de lágrimas” resistiendo pasivos el dolor para conseguir después de la muerte el Reino. Este se puede empezar a instaurar ya: aliviando las tensiones, teniendo la mirada y las actitudes de Jesús para ayudar. El sufrimiento no solo se debe lamentar, nos debe llevar a amar al que sufre. Este amor en lenguaje cristiano significa actuar y comprometerse.



El Papa Francisco en su discurso navideño de este año ante la Curia romana comentaba que «en realidad, Dios quiso nacer pequeño porque quiso ser amado. De este modo la lógica de la Navidad transforma la lógica mundana, la lógica del poder, la lógica del mandar». Que las fiestas navideñas permitan que miremos profundamente lo malo para cambiarle el lado funesto; que con nuestra acción, misericordia y solidaridad vean en nuestro rostro la faz de Jesús. Que Cristo continúe en la tierra.

                                 Oswaldo Díaz Chávez (Tito)
CVX - Comunidad Pedro Arrupe

No hay comentarios:

Publicar un comentario